Para ello, me baso en otros productos, y los criterios con los cuales son introducidos en el mercado.
El "Ciclo de vida de un producto", es una constante que se enseña a los futuros diseñadores, desde el primer día de clase, en las mismas facultades de diseño.
Los productos tienen una vida finita te dicen. Son perennes y desechables. Y si son reciclables, mucho mejor.
Esto en el pasado no era así, pero ahora está tan impuesto, que nadie lo discute.
Puestos a comparar con los arquitectos, que somos diseñadores, al fín y al cabo, de espacios para el habitat, vemos que nuestra actividad o quehacer en cambio se orienta a hacer cosas perpetuas, eternas o como quieran llamarle.
Para ello tomo por ejemplo nuestro seguro decenal que se aplica a toda obra de arquitectura y que supone una gran diferencia con la garantía que tienen otro tipo de objetos, como los electrodomésticos, la cual no supera los dos años.
Otro factor que repercute en nuestra actividad, pudiera ser la necesidad de la principal materia prima, y que es en el mejor de los casos, carísima.
Estoy hablando del solar, terreno, parcela, lote, etc.
Este elemento o material, no abunda y supone el principal coste que deben pagar las familias que quieran ,proveerse de abrigo bajo un techo.
Si a esto agregamos, que el solar, a pesar de ser un elemento recuperable, renovable, etc. al plantarse sobre él, una construcción, que además es eterna o de duración muy larga, el susodicho material puede darse por perdido, por no poder reutilizarse, y con ello damos por perdidas también nuestras posibilidades de trabajo.
Ahora bien, si nos ponemos a comparar con otro producto, por ejemplo los del mercado del automovil, vemos que estos se fabrican a centenares, miles de unidades por mes.
Existen una infinidad de marcas en el mercado y por cada una de ellas, una infinidad de modelos.
Estos modelos, están hechos para perecer desde el mismo momento que lo sacamos de un concesionario. Su depreciación es brutal, empieza desde el mismo momento que pisa la calle.
¡Sí! la misma o menos duración de nuestro seguro o garantía decenal.
En cambio con la vivienda sucede un efecto contrario. El inversor compra una construcción para invertir y ganar dinero, mucho dinero.
Una vivienda cuesta hoy diez y mañana a pesar de su uso, desgaste y supuesta desvalorización, ¡cuesta más!
Y esto muchas veces más de lo que el IPC marca (Indice de precios al consumidor), como evolución de precios de productos nuevos.
Esto, sumado a que los bancos, pagan o pagaban una cifra escandalosa, por algo que por simple lógica y debido a la merma por antigüedad, decrepitud y uso, tendría que costar menos.
Las cosas están pues, fuera de nuestro control. Somos la variable menos importante.
Volviendo a lo del coche, éste a pesar de su coste suntuario, puede ser desechado, depreciado, desguazado, etc. en beneficio de la introducción y venta de nuevos modelos.
Si vamos a la necesidad insalvable que tiene el hecho de que, para construir una vivienda, necesitamos donde asentarla, esto pudiera ser entendido como el principal motivo de la crisis inmobiliaria.
Esto aceptado por muchos como el principal factor o motivo, que aqueja solo a la construcción, y no así a otros mercados, como el citado del automóvil.
Pero puestos a analizar encontramos que si bien la vivienda necesita un solar, no es menos cierto que un coche para ser operativo necesita de una carretera o vía.
Pero mientras los ayuntamientos y dueños, hacen pingües negocios a costa de los nuevos propietarios de vivienda, gravando el suelo exageradamente. el gobierno realiza infraestructuras viales a ¡coste 0!.
Pero no acaban aquí los favores del gobierno. Ante cualquier atisbo de disminución de venta de automóviles, el gobierno está presto a dar dinero para ayudar en la compra de un vehículo nuevo.
Como el que hoy se llama plan "PIVE".
Pues tampoco hay planes "PIVES", ni "PREVER" ni similares para rescatar esta importante industria que es el de la construcción.
Pero volviendo a la vivienda "eterna" y a los arquitectos que la crean (los que tienen suerte de poder hacerlo).
Para más INRI, una vivienda, es un producto único, raramente repetible, con lo cual el diseñador que la crea, debe iniciar un nuevo diseño, por cada vivienda que pretenda construir.
Esto porque esta pieza única, el buen arquitecto, la modela, diseña, dá forma según el terreno, sus incidencias climáticas, paisajísticas, por supuesto en respuesta a necesidades particulares de una familia en especial, o de una familia tipo en general.
Su creación, como cualquier obra de arte, es única, y no está acabada en los planos, sino cuando se materializa sobre el terreno.
Al contrario de un producto industrial, la vivienda, insisto, su fabricación es irrepetible.
Producto y prototipo ¡son la misma cosa!
Esta pieza única, es resultado de largas horas de diseño, que se prolonga muchas veces fuera del ámbito de la oficina y nos acompaña hasta en nuestro propio descanso sobre la almohada.
Esto pudiera ser entendido por cualquier neófito, que un diseño de estas características se termina cobrando más caro.
Ya me dirán.
Y ya decímos, única, duradera, irrepetible, no subsidiada, sin terreno a título gratuito, sino por lo contrario, a un precio de oro.
Con bancos que lejos de prestarnos el dinero para por ejemplo iniciar una autopromoción, nos lo niegan.
Y en el hipotético caso que nos lo den, lo hacen atentos a los oidos de los inversores que fijan su precio y hacen agonizar a los potenciales propietarios, primero en el Via Crucis de conseguir una hipoteca, que luego, en el mejor caso, cuando se consigue, exige una larga cantidad de años para devolverla, pudiendo ser necesario que la terminen de pagar sus hijos o nietos.
¿Cómo se va a demoler o actualizar una casa que ni siquiera se ha terminado de pagar?
Otro componente o factor importante que agrava lo que digo, es el cliente, que supone que una casa de ladrillos es una casa de calidad y no resulta extraño que el tiempo necesario para levantar la casa, sea de un año o más.
Claro, hay que pegar ladrillo por ladrillo.
¡Hombre! Hay que dejar fraguar el hormigón.
El mismo proceso constructivo ralentiza su producción y demora el disfrute de la vivienda, obligando el buscar soluciones alternativas para lograr el abrigo y resguardo de la familia en otro sitio.
Eso sí, una vez obtenida, tendremos una casa sólida, eterna y por supuesto ¡carísima!
Por el terreno, por lo que cuesta hacerla en el tiempo que demanda, por lo del banco y por cien cosas más.
Luego los honorarios se diluyen en esta larga espera.
Si vemos a los norteamericanos, sus viviendas son en su mayoría, industrializadas.
Habrá quien diga que al primer viento, saldrán volando.
Esto no es del todo cierto.
Pero, hablando de productos para comparar, pongamos otro ejemplo, como pudiera ser el caso de los muebles de IKEA.
Con un muy buen aspecto. Con diseño vanguardista. su muebles son encantadores, haya para todo tipo de ambientes, pero son sobretodo, baratos. Muy baratos.
En el mobiliario existe o existía una posición o modo de entender, similar al que se aplica para la vivienda.
Se hacían y se compraban muebles para toda la vida.
¿Buenos? No, ¡buenísimos!.
¿Más duraderos que los de IKEA? seguro.
Pero eso sí ¡Carísimos!
Y sí, duran toda la vida. (Como si esto fuera bueno de pretenderlo), y por ello ser mas caros, no nos resignamos fácilmente a tirar este viejo mueble para reemplazarlo por otro más moderno.
En cambio nadie siente apego a los muebles de IKEA.
Duran lo que duran y luegocuando quedan viejos o deteriorados, los reemplazamos por otros. sin sentir el impacto económico, ya que han salido muy baratos y están de alguna manera amortizados.
La satisfacción de lucir un espacio nuevo, gracias a este cambio de mobiliario, añade nuevos bríos y pasión en la misma casa.
Pudiera ser cierto que "Renovarse es vivir".
¿Porque no aplicar lo mismo a las viviendas?.
Luego de un tiempo, por lo que fuera: porque la casa ha quedado antigua, porque la familia ha cambiado su composición, porque la va habitar otra nueva familia, por lo que fuere; demueles todo, y levantas en pocos días tu nueva casa y te pones a vivir en ella, con la satisfacción que dan los nuevos espacios o estancias, en ambientes diáfanos y luminosos, con el placer que dá ese olor a nuevo. Y reaprovechando tu viejo solar.
Esto es hoy posible y eso es parte de la cultura noramericana y de muchos paises nórdicos. Ellos lo ven lo más natural e inteligente del mundo.
Este tipo de vivienda puede desarrollarse por ordenador, tanto en su faz de diseño, como en la de fabricación, en naves cubiertas, sin el clima como factor variable, en condiciones de confort para sus operarios, pero sobretodo en tiempos mínimos.
Los materiales más livianos son de tipo reciclable como pudieran ser la madera o el yeso.
Puedo seguir agregando argumentos a lo que entiendo tendría que ser la industria de la construcción y por ende el camino a recorrer por uno de sus principales gestores: los arquitectos.
Dejo el blog abierto a la espera de poder agregar más cosas y tal vez definir mejor aquellas que a partir de vuestros comentarios vaya recibiendo.
Muchas gracias por leerme.
Me ha parecido muy interesante la reflexión efectuada, da que pensar. gracias por compartirla.
ResponderEliminarGracias a tí Susana por el comentario
EliminarEn efecto las casas de los gringos se las lleva cualquier vientecito y el motivo de su construcción es que el norteamericano no siente afecto por construir viviendas duraderas pues no sienten apego al terreno ya que son practicamente invasores del territorio que habitan.
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